Llego de ser rechazado risiblemente en la entrada de un pequeño bar, es la fiesta de cumpleaños de un buen amigo al cuál sólo deje de regalo mi frustrada entrada a la celebración de su onomástico. Esta es una triste y tonta historia como muchas, como la historia de un presidente que ha volteado patas pa' arriba la "estabilidad" económica de su pueblo...
Hoy transcurrió un día, y una tarde y una noche en la que no supe cuándo empezó ni cuándo terminó, no me quedó nada al final del nuevo día, si acaso este placebo escrito para calmar mi incomodo; pero... ¿a quién engaño?, si ya descubrí concientemente que esto es meramente un simulacro de alivio.
Dale el poder a un tonto y terminará siendo su propio verdugo.
En este tiempo un portero de antro tiene el mismo perfil psicométrico e intelectual que un mandatario, es mejor no mirar de noche o a oscuras, a menos que tenga uno sus propios lentes para visión nocturna... asombra a uno lo que encuentra cuando todo esta tan negro.
P.D. Ahora que lo recuerdo, yo llegue a ese antro para ver a mi amigo, no por "el privilegio" de snobear.
(A mi amigo, al gorila del Rusty y al otro que mal gobierna).
domingo, 18 de octubre de 2009
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