Hay que morir de a poco
en cada intento fallido
moribundo buscar alivio
la pasión
el destino que se pierde.
Hay que morir de golpe
levantando en hombros al fracaso
pronunciando apodos, sobrenombres
de poetas, locos y santos.
A la noche que se muestra
abierta de piernas, jadeante
la acompañaré en su fiesta
le quitaré su piel, su osamenta
me perderé
hasta no encontrarme.
Herza Du Valca.
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